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LA IMPORTANCIA DEL PSOAS
El psoas es un músculo tónico, con tendencia al acortamiento, que permite la elevación de la pierna, determina la postura corporal global e interviene en la mayoría de los movimientos involucrados en cualquier actividad deportiva.
Interviene en la flexión de la cadera, acercando la cara anterior del muslo al tronco. Es un movimiento recurrente entre los deportistas profesionales, sobre todo cuando hay un balón de por medio, bien de rugby o de fútbol.
Recientes estudios han demostrado que los jugadores diestros que golpeaban el balón tenían el psoas del lado derecho del cuerpo más grande y desarrollado, coincidiendo, claro está, con la pierna y el cuádriceps utilizado reiterativamente.
Tiene múltiples funciones y su rehabilitación muscular es un objetivo básico en la recuperación del control motor con pacientes afectados por dolores de espalda, aunque se puede re-entrenar fácilmente con una serie de ejercicios sencillos.
Para la adecuada restauración funcional, debe tenerse en cuenta la no ejercitación de los músculos superficiales al mismo tiempo que se trabaja con el psoas, siempre con niveles de activación bajos, al ser un músculo profundo <25%.
Pero no sólo de la flexión de cadera vive el psoas, su rol principal y más importante es la estabilización local de toda la columna vertebral y su activación a nivel local es igual de importante que la del transverso abdominal o el multifído para recuperar el control motor muscular y prevenir lesiones de columna tales como hernias discales. Actúa en connivencia con estos otros músculos.
De hecho, una interesentante investigación con pacientes afectados por ciática debido a – precisamente- hernias discales, reflejaba una disminución en la dimensión del psoas, en el lado afectado por la patología, sobre todo en los sujetos con dolor crónico, al igual que ocurre con otros músculos locales como el transverso abdominal y el multifído, que se inhiben ante episodios prolongados de dolor segmentario lumbar.
Para activarlo debidamente, es suficiente con realizar fondos o planchas abdominales, o cualquier acción que implique la flexión de la cadera, siempre con la columna lumbar en posición neutra y prestando atención a las cargas sometidas para no excedernos en su contracción, sobre todo si ya tenemos molestias en la espalda.
Ten en cuenta que una carga demasiado excesiva en el psoas puede ser muy perjudicial para la estructura estática de la región lumbar, demasiada rigidez puede ocasionar patologías de espalda. Si solemos correr habitualmente, es mejor evitar las cuestas o zonas con pendiente, ya que se incrementa la presión sobre el psoas en un porcentaje altísimo y el la compresión generada es contraproducente.
Las fibras musculares del psoas salen de la columna lumbar, de manera segmental, a partir de los cuerpos vertebrales y los discos intervertebrales y su capacidad de acortamiento es limitada. Su cometido básico es ejercer de sostén a la zona lumbar, a ambos lados del raquis, produciendo una compresión axial comprimiendo los cuerpos vertebrales para mantener firme la columna de manera neutral.
Es el músculo más grande de toda la región lumbar y está estrechamente ligado al diafragma, al transverso abdominal y al suelo pélvico, formando un conjunto muscular encargado de dotar de estabilidad a la espina dorsal y posibilitando la conexión funcional fascial entre el diafragma y el suelo pélvico. Además, está frecuentemente asociado con la disfunción pélvica.
También actúa como estabilizador del cilindro lumbar junto al recto abdominal, interviene en la flexión y la rotación del tronco, y en la protección de los segmentos vertebrales durante la flexión lumbar.
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